En México, y particularmente en la capital, la tradición de los churros echó raíces tan profundas que la modernidad no ha podido derribar.
Angélica Galicia
Terra.-Cocina más barroca, aromática, apapachadora como la mexicana, no hay otra en el mundo. Eso de comenzar o terminar la jornada ante una humeante taza de chocolate, con unos churritos recién hechos espolvoreados con azúcar y canela, habla de esa glotonería que nos caracteriza desde hace siglos.
Los churros, antojo de nacionalidad española, fue acogido con sumo deleite entre las colonias americanas: practicamente toda América Latina los consume y ha creado sus propias versiones y rellenos, que van desde la mermelada y el chocolate, el dulce de leche (cajeta en México), leche condensada, hasta rellenos propios de la región, como la goaibada (dulce de guayaba) en Brasil y la bavaria (nutella) en República Dominicana.
En México, y particularmente en la capital, la tradición de los churros echó raíces tan profundas que la modernidad no ha podido derribar. En sitios estratégicos como el sur y el centro histórico de la ciudad de México, las churrerías se han convertido en remansos provincianos donde el tiempo depende de aromas y sabores.
Ese el el caso de la churrería 'El moro', un pequeño local enclavado en el ajetreado y percudido Eje Central, a unos metros de la Torre Latinoamericana y el Palacio de Bellas Artes. Un antiguo vitral que reza 'Churrería el Moro' da la bienvenida a cuanto goloso cae rendido por la suculenta imagen de los churros recién hechos con su taza de chocolate.
'El Moro' tiene una decoración modesta y democrática en la que tanto familias numerosas, como amigos, oficinistas, obreros, parejitas de adolescentes, novios cuarentones, turistas curiosos, todos, todos lucen como glotones consagrados... Eso sí: no la falta la emblemática talavera a sus muros antiguos ni las televisiones de gran tamaño para los partidos de futbol.
El menú lo integran disintas maneras de hacer chocolate: a la mexicana, a la francesa y a la española, dulce o amargo. Todos se acompañan con su generosa dotación de cuatro churros espolvoreados de azúcar, aunque también hay la variante de azúcar con canela y rellenos de cajeta o chocolate.
¿Cuál es el mejor? Un buen pretexto para ir una y otra vez es hacerse de su propia opinión. La que esto escribe recomienda ampliamente el amargo, de nombre engañoso porque es dulce y espeso, objeto de deseo de cualquier monja colonial.
Para quienes una orden de churros es apenas el comienzo, 'El moro' tiene un anexo en el que se pueden comprar suculentas tortas de carne al pastor, que harían excelente pareja con un refresco.
Abierto las 24 horas del día, la churrería 'El Moro' es un sitio con sabor mexicano inconfundible, un cliché, dicen algunos, pero un cliché irresistible. ¿Porque no terminar esta jornada plena de restricciones y horas cortas en este sitio de antología, viendo pasar el tiempo mientras el churro se humedece despacio en nuestra taza de chocolate?
Churrería y chocolatería 'El moro'
Eje Central Lázaro Cárdenas, número 42, Centro Histórico.
Servicio las 24 horas.
Tel. 5512 0896 y 5518 4580.
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