sábado, 13 de junio de 2015

Los riegos de usar esteroides




Estas sustancias, muy populares entre los jóvenes que practican físico-culturismo, pueden ocasionar graves daños al hígado, al corazón y los riñones.

“Nada se compara con subirse a un escenario para posar y demostrar tu nivel físico”, cuenta Alfonso Oviedo, quien desde hace dos años se ha dedicado a competir en certámenes de fisicoculturismo a nivel nacional, y el año pasado logró obtener el cuarto lugar en “Mister Distrito Federal”.

Para él, el gimnasio dejó de ser suficiente, por ello decidió utilizar esteroides. A pesar de contar con la asesoría de un nutriólogo, los riesgos a los que se expone son evidentes: “prepararse para una competencia es costoso, al mes gasto en esteroides $300 o más, por eso muchas veces recurro a los anabólicos veterinarios, pues son más baratos”.


“Los esteroides anabólicos-androgénicos son variantes sintéticas de la testosterona (hormona sexual masculina) y, aunque son utilizados por algunos atletas de alto rendimiento e incluso aceptados por algunas confederaciones, como la de fisicoculturismo, su abuso como medio para aumentar la masa muscular puede traer múltiples complicaciones de salud”, explica el psiquiatra Salvador Becerra, médico especialista, quien agregó que los esteroides provocan daños en el hígado, los riñones y el corazón.

De manera inmediata, agrega, pueden inducir alergias, alucinaciones y dolores de cabeza. Además, su uso prolongado por parte de los hombres puede generar un crecimiento anormal de la próstata, calvicie y desarrollo de senos (ginecomastia). En las mujeres se presenta crecimiento del vello facial, cambios o cese del ciclo menstrual, engrosamiento de la voz y crecimiento del clítoris.

Si el consumidor es un adolescente, habrá una interrupción temprana del crecimiento, ocasionado por una madurez esquelética prematura. Además, el uso de estas sustancias incrementa el riesgo de desarrollar cáncer.

Los motivos para iniciarse en el uso de los esteroides pueden ir más allá de los profesionales y vincularse con la autoestima, señala el doctor Becerra: “Al recibir críticas negativas sobre su apariencia personal, los jóvenes querrán verse más fuertes y las chicas lucir delgadas y poseer un cuerpo tonificado. El uso de esteroides no supervisado puede originarse en el ámbito de los gimnasios, por consejo de un amigo o de alguno de los instructores”.

La decisión de comenzar a consumir puede tornarse particularmente peligrosa si se considera que los productos se conseguirán, por su bajo costo, en lugares no supervisados como bazares, tiendas dentro de los mismos gimnasios y redes sociales, sitios en donde se expenden productos cuya cantidad de sustancia activa puede exceder hasta en 150 por ciento a la empleada en medicamentos vendidos en comercios formales.

De acuerdo al experto, existen algunos síntomas que se pueden convertir en señales de que alguien está empleando estas sustancias sin la supervisión de un especialista. “La persona puede mostrarse irritable, intolerante y sujeta a cambios drásticos de ánimo. Es usual también encontrar entre sus pertenencias jeringuillas, cajas de pastillas o restos de las ampolletas. En el caso de personas que ya superaron la adolescencia, puede ser sospechosa la presencia de acné”.
Cuando ya se ha confirmado el consumo, lo mejor, recomienda el psiquiatra, es hablar directamente con el usuario de la sustancia y señalarle los riesgos a los que se está exponiendo. Es indispensable explicarle que si bien los esteroides no causan una dependencia física, como otras drogas, sí se pueden convertir en una necesidad imperiosa para quien los consume, por las expectativas y los deseos que generan.

Siempre es recomendable buscar asesoría y, en caso necesario, ayuda médica para superar este problema. En instituciones como Centros de Integración Juvenil los usuarios encontrarán un tratamiento personalizado que les ayudará a revertir los efectos nocivos de los esteroides, así como terapia psicológica para ellos y sus familias.


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