Los bebés dentro del vientre de la mamá se encuentran sumergidos en una cálida atmósfera sonora que envuelve y protege los sonidos estimulandolo a lo largo de todo el embarazo.
Aquellos sonidos suaves y acompasados que escucha , como los latidos del corazón de su madre, la respiración y el trabajo de sus pulmones al igual que su sangre circulando, forman parte de su música cotidiana, que queda impresa por siempre en la memoria del bebé. Es por eso que al nacer, cuando rompe en llanto y la madre lo levanta en brazos el niño se calma al escuchar los latidos de su corazón, ya que la conección que se produjo en la gestación es imborrable .
Durante todo el período de embarazo la voz de la mamá esta presente, aunque no siempre, si bien el bebé puede escucharla al llega una repercusión de las vibraciones producidas por la misma, de todos modos con el avance del embarazo y una vez que el bebé se haya colocado en posición cefálica, esta en contacto con los huesos de la cavidad de la cadera, y desde allí aumenta mucho más su percepción a los sonidos que le llegan desde afuera.
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