MasAlto.com Sergio Ferreira |
Querido hijo: Cuando yo era adolescente deseaba, igual que tu, que mi padre fuera mi mejor amigo. Sin embargo, no fue hasta que me llegó el turno de ser padre, cuando comprendí la razón por la cual mi deseo jamás se cumpliría. Y no es que mi padre no haya querido ser mi mejor amigo, sino que él entendió que un verdadero padre jamás podrá ser el mejor amigo. Existen varias razones, pero la más importante es que el papel de un amigo es totalmente diferente al de un padre. Un amigo está a tu mismo nivel pues tanto él como tú tienen varias cosas en común tales como la edad, la forma de pensar, los gustos, las actividades y las diversiones. El papel de un padre es mucho más difícil pero sobretodo más importante para ti. Un padre debe proveer a su hijo amor constante, sustento económico suficiente y también una educación académica apropiada hasta donde sus posibilidades le permitan. También debe protegerlo física y emocionalmente, darle apoyo y estímulo emocional, guiarlo y darle siempre buen ejemplo. Pero principalmente, inculcarle valores éticos y morales que lo conviertan en un hombre responsable, autosuficiente y de una gran calidad humana. La influencia de un amigo es completamente diferente a la de un padre y por lo mismo, un padre que trata de ser el mejor amigo no puede ser un verdadero padre. Amigos podrás tener muchos pero padre, sólo uno. El ser amigo es voluntario, es una opción. El ser padre es un privilegio pero más que nada es una obligación moral. Las únicas características parecidas entre un padre y un verdadero amigo son compartir contigo actividades propias de tu edad, ofrecerte apoyo emocional, desalentar tus debilidades de carácter y alentar tu superación. Un amigo no tiene ningún derecho de autoridad sobre ti sin embargo, como padre, yo sí lo tengo. Y no porque me cause gran satisfacción imponer mi autoridad, sino porque es mi deber disciplinarte. El establecer reglas y hacer que se respeten, es un derecho que sólo nos corresponde a los padres y que se adquiere al asumir la responsabilidad completa de un hijo. La autoridad y la responsabilidad van juntas. No se puede exigir libertad o autoridad sin tener obligaciones. Mientras vivas con tus padres y dependas económicamente de nosotros para casa, comida, ropa, escuela, diversiones etc., deberás obedecer las reglas que hemos establecido. Mi compromiso como padre incluye darte lo que necesitas y no necesariamente lo que quieras. Con el tiempo te convertirás en un adulto autosuficiente y junto con tu esposa también determinarás tus propias reglas cuando tengas a tu cargo la difícil tarea de encauzar tu propio hogar. Al nacer tu, Dios me otorgó una bendición que me ha dado una inmensa felicidad pero al mismo tiempo, me asignó una misión que nadie más puede ejercer y que es la más difícil e importante que un ser humano puede recibir. Esa misión es la de ser el instrumento de Dios para indicarte el camino recto a seguir. Algún día tendré que rendirle cuentas a él del cumplimiento de este compromiso tan grande pero a la vez tan noble y satisfactorio. Como padre, mi principal objetivo no es el de ganar votos de popularidad sino el ser un padre responsable y buscar antes que nada, tu formación moral y tu bienestar. Si desempeño bien mi papel, con el tiempo te darás cuenta que estos principios que trato de inculcarte serán lo mejor que como padre pueda ofrecerte. Jamás olvides que a pesar de todo siempre te querré y que estaré a tu lado para celebrar tus triunfos y estaré dispuesto a ayudarte a superar tus fracasos. No importa lo difícil que sea para ti, siempre aspira a ser un mejor hijo, un mejor hermano, un mejor esposo y sobretodo un mejor ser humano ante los ojos de Dios. Algún día comprenderás plenamente la gran importancia y el profundo significado de esta carta. Ese día comenzará una identificación muy grande y significativa entre tú y yo. Cuando llegue ese día, jamás lo olvidarás pues será uno de los más felices de tu vida. En ese día tan especial, recibirás también una hermosa bendición y una responsabilidad extraordinaria. Será el día cuando tengas en tus brazos a tu primer hijo. A partir de ese momento tu también comprenderás que más importante y trascendental que ser un amigo para tu hijo, es ser verdadero padre. |
lunes, 23 de junio de 2008
¿Padre o amigo?
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