Cuba obtuvo 24 preseas (dos doradas) en los Juegos Olímpicos de Beijing, lo que dejó a la isla en el puesto 28 del medallero olímpico, siendo el segundo mejor país latinoamericano detrás de Brasil.
Los resultados alcanzados por Cuba en esta edición no fueron los mejores de su historia, pues por primera vez en años fueron sobrepasados por otro país latinoamericano en la tabla.
Sin embargo, no se deja de admirar los logros de Beijing tomando en cuenta sus escasos recursos y que la isla apenas tiene unos 12 millones de habitantes (Brasil tiene al menos diez veces más).
El secreto es un gigantesco sistema de promoción del deporte que incluye en su cantera a todos los ciudadanos del país, y que los capta desde la temprana infancia para entrenarlos sin que les cueste un solo centavo al deportista o a su familia.
Cuando alcanzan niveles deportivos de "alto rendimiento" reciben un salario, alimentación, centros de entrenamiento y los implementos necesarios para desarrollar su modalidad sin límites: puede ser desde un simple kimono hasta la más cara de las canoas.
Se trata de una política nacional, promovida desde hace medio siglo. Es tan importante, que el gobierno la considera como uno de los mayores "logros de la Revolución", junto a temas socialmente más sensibles, como la salud o la educación.
Y los del "sistema" los resultados se hacen sentir en la Olimpiadas. En Tokio 1964 ganaron una medalla; cuatro en México 1968; en Montreal 1972 son 13; en Moscú 1976 se convierten en 20; mientras que en Barcelona en 1992 logran tener nada menos que 31 medallistas.
Ni siquiera en medio de la dura crisis económica que afectó a Cuba en los años 90 el deporte dejó de dar frutos: en Atlanta, Sidney y Atenas se alcanzaron en conjunto 81 medallas olímpicas, 29 doradas, 26 de plata y 26 de bronce.
La pirámide
En todas las escuelas primarias del país se practican deportes y los llamados "cazatalentos" las recorren en busca de alumnos que puedan ser trasladados a instituciones especiales para sus estudios académicos y habilidades deportivas.
Esta es la base de la llamada "Pirámide Deportiva", que se complementa con Juegos Escolares a nivel municipal, provincial y nacional. Son las primeras competencias formales que enfrentan y en ellas participan alumnos de todos los colegios del país.
Al llegar a la enseñanza secundaria los mayores talentos son trasladados a las Escuelas de Iniciación Deportiva, en las que aumenta la carga de entrenamiento, mejora la alimentación y tienen albergues en los que viven de lunes a viernes.
Una nueva selección, esta vez realizada por los propios entrenadores, enviará a algunos de estos jóvenes a las escuelas superiores de deportes, donde serán atendidos por los mejores especialistas de cada modalidad, mientras continúan estudiando.
Un deportista cubano cuenta con un salario, una dieta especial, entrenadores, un equipo médico, vacaciones pagadas y una parte de lo que ganan en los eventos en los que participan o de la publicidad.
La escuela cubana
Cuba sostiene que no se trata de profesionales, de hecho, el único deporte permitido en la isla es el amateur. Pero las condiciones de vida de los deportistas cubanos son muy diferentes a las de sus homólogos en otros países del Tercer Mundo.
Un excelente ejemplo se encuentra en el boxeo. Los cubanos, con años de entrenamiento y cientos de peleas, se enfrentan a jóvenes con muy poca experiencia porque sus símiles en el resto del mundo ya pasaron al profesionalismo.
De todas maneras esto no cuestiona su gran calidad y la prueba está en el béisbol, donde, a pesar de que se autorizó la participación de profesionales en los equipos, Cuba sigue estando entre las mejores novenas del mundo.
El sistema además se autoabastece a sí mismo. Los propios deportistas retirados se convierten en entrenadores, lo cual ha permitido crear una "escuela cubana" casi en cada modalidad, que conserva la experiencia acumulada durante los últimos 50 años.
La capacidad generadora es tal que, según el escritor José Steinsleger, Cuba ha enviado 15.000 especialistas deportivos a 102 países del mundo.
En América Latina los hay en Venezuela, Guatemala y México, entre otros.
El gran reto
El mayor peligro que enfrenta el deporte cubano es el profesionalismo, pues muchos son los deportistas que han dejado el país para ser parte del béisbol de las Grandes Ligas en Estados Unidos, o de los equipos de voleibol de Europa o del boxeo mundial.
El gobierno los llama "desertores" y el propio Fidel Castro hace poco, en una de sus reflexiones escritas, les cerró las puertas para siempre.
"No permitamos jamás que los traidores visiten después el país para exhibir los lujos obtenidos con la infamia", escribió.
De todas formas, a pesar de las amenazas y castigos, continúan "las deserciones". Se trata de decenas de deportistas que aspiran a competir contra los mejores y a recibir a cambio las fortunas que solo se pueden ganar en el profesionalismo.
Además cuentan con la asistencia de decenas de "cazatalentos" que les hacen ofertas millonarias y organizan las fugas.
Algo que Fidel Castro calificó como "un toque a degüello contra Cuba robándonos cerebros, músculos y huesos".
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