jueves, 26 de agosto de 2010

La playa de los Gigantes Muertos




No, no es un fake. Este pedazo de tronco fue arrastrado hasta la orilla de la playa de La Push, en el estado de Washington, y fue la imagen del día de Earth Science hace una semana. Los restos de este árbol centenario proceden de los impresionantes bosques del Parque Nacional Olympic, donde se encuentra la playa, y han permanecido aquí durante años, como se puede comprobar por las fotos del mismo lugar que algunos usuarios han subido a la red en este tiempo.


Imagen: Mike Carroll (Flickr)

Pero vamos a abrir el plano. Si miramos a nuestro alrededor, descubriremos que esta playa es un auténtico cementerio de árboles centenarios. Aquí y allá encontramos enormes troncos medio enterrados por la arena, amontonados unos sobre otros y creando un paisaje tan fantasmagórico como espectacular. Y la explicación a este extraño fenómeno es tan sencilla y maravillosa como las fotografías.


Imagen: PhotoGyrl(c; (Flickr)

La playa se encuentra dentro de un parque natural de más de 3.000 kilómetros cuadrados y está situada junto a la desembocadura de un río. Más arriba, los glaciares arrancan los grandes árboles durante el invierno y terminan lanzándolos río abajo. Cuando los enormes troncos entran en el agua, las corrientes y los fuertes vientos terminan arrastrándolos hasta este lugar y a otras playas más al norte. La presencia de estos grandes pedazos de madera gastada por el mar ha sido una constante en las costas de Estados Unidos, donde la naturaleza sigue en estado salvaje.


Imagen: Kinoshaman (Flickr)

Por si fuera poco hermosa la historia, resulta que este lugar es el hogar de la tribu de los Quileute. Durante siglos, han vivido en estos bosques y estas playas y eran conocidos por su destreza en la fabricación de embarcaciones. Con la madera de estos grandes árboles eran capaces de construir desde pequeñas canoas hasa grandes barcazas para pescar ballenas, capaces de soportar una carga muy pesada. Hoy apenas quedan 700 miembros de la tribu.

Si aún no te has enamorado de este lugar, enciende los altavoces y disfruta de este vídeo grabado por Mark Griffith durante unas vacaciones aquí el año pasado. No parece un mal lugar para ir a pasear.



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